La Asamblea Nacional ha agotado el poco crédito que le quedaba dado que ni fiscaliza, ni tampoco aprueba leyes. Si desde hace dos años, este poder del Estado apenas ha aprobado leyes y, por el contrario, ha resucitado el espacio de confrontación político por encima del interés general, se hace urgente finiquitar esta legislatura vía muerte cruzada o con la convocatoria a una Asamblea Constituyente. El Ecuador no puede esperar que su futuro dependa del interés partidista y personalista.
Qué lejos está aquella imagen de respeto a una institución como la Asamblea Nacional, llamada a proponer leyes que defiendan los intereses ciudadanos y a fiscalizar la tarea de las autoridades, lejos de cualquier diferencia ideológica. Un Parlamento, donde se debaten las necesidades prioritarias del pueblo no puede ni debe intoxicarse de aquellos que defienden sus espacios de poder. Por el contrario, debe facilitar el ejercicio democrático y canalizar al Ejecutivo las demandas ciudadanas.
This content is created by the open source Your Priorities citizen engagement platform designed by the non profit Citizens Foundation